lunes, 15 de octubre de 2007

El Lado Oculto de la Educación

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La educación es el proceso a través del cual el gobierno de turno te transmite la ideología vigente en el contexto dentro del cual se desenvuelve ese proceso educativo. En buen cristiano, en la escuela aprendes a pensar y a comportarte como se desea que lo hagas; aprendes a ser la clase de persona con la cultura y la conducta adecuada, pero ¿quién define la cultura y la conducta adecuada? Te has preguntado alguna vez ¿por qué piensas de ese modo?, ¿por qué experimentas el mundo de esa manera?, ¿por qué decides eso y no eso otro?, ¿eres tú quien decide siempre libremente, o es que en tu modo de pensar no caben otras alternativas que sí existen?

Cualquier programa curricular es un discurso acerca de los propósitos de la educación; ésto significa que cuando se plasman los elementos constituyentes de un curriculum, se materializan además de los contenidos: el poder, los paradigmas, un qué, un cómo, un cuándo y un por qué enseñar, se materializa incluso el modo en que se evalúa y lo que es pertinente evaluar. El curriculum es una selección sesgada y arbitraria de ciertos elementos de la cultura, hecha por el think tang de turno, que persigue y mantiene intereses específicos que desea transmitir en los individuos. Claro está que en esta selección de contenidos no participan los más involucrados: profesores y alumnos; sin embargo, eso no es todo. Hay más.

Apenas ingresamos en la escuela (kinder, primero básico) nos enseñan a sentarnos ordenadamente, a dividir el tiempo entre horas de juego, horas de prestar atención, horas de hacer lo que se nos ordena. Luego, cuando adquirimos algo más de independencia, se nos enseña a estar bien presentados, a llegar a la hora, a comportarnos como corresponde, a escuchar cuando el profesor habla, a respetar la autoridad que representa el profesor, como si se tratara de un campo de entrenamiento militar, todo de la mano de un conjunto de castigos y premios; en resumen, se nos entrena a convivir en una sociedad específica, quitando desde el primer momento cualquier rasgo de originalidad que exista en nosotros, o atrofiando sistematicamente cualquier manifestación de pensamiento independiente y distinto. Se nos enseña a diferenciarnos del otro sexo, se separan los sexos (¿nunca se han preguntado por qué las niñas, en promedio, no prefieren las carreras científicas duras, como la física, las matemáticas?); la educación opera utilizando las mismas prácticas fascistas de hace poco más de medio siglo, donde existía una autoridad ante la cual los ciudadados debían subordinarse y organizarse jerarquizadamente. Todo lo anterior se realiza a través de lo que se denomina Curriculum Oculto.

El Curriculum Oculto es toda esa enseñanza valórica e ideológica que no aparece explicitada en el papel; es, en tanto un elemento implícito, un poder de dominación y encausamiento que funciona de generación en generación. A través del Curriculum OCulto aprendemos a ser sumisos y respetuosos de la autoridad y a ser quienes se espera que seamos.

Por tanto, si en la sala de clases se promueve el orden y la obediencia a la autoridad, entonces los profesores deben ser (y comprenden que así deben ser) ordenados y obedientes a otra autoridad superior, de este modo queda suprimida cualquier posibilidad de una participación democrática verdadera en la sociedad. La escuela no es democrática, a los alumnos no se les educa a participar y a ser responsables de su formación como individuos, por lo tanto, es obvio que cuando adultos no tengan intensiones de participar activamente en las decisiones políticas que les conciernen.

-La escuela sólo forma autómatas no pensantes.
-Los profesores, incluso aquellos con ideas más revolucionarias, se consideran la única autoridad en la sala de clases.
-El propósito de la escuela es convertirnos en trabajadores sumisos productivos.


...esto continuará.